Reconstrucción de un hospital
Por John Farnen y Scott Sutherland
El 22 de mayo de 2011, uno de los tornados más poderosos de la historia destruyó el Centro Médico Regional St. John's de Joplin, Missouri. Ahora el hospital está utilizando las lecciones aprendidas a partir de ese evento para construir nuevas instalaciones que puedan soportar mejor los rigores de la vida en "El callejón de los tornados".
Entre los diferentes videos subidos a Internet después del tornado que azotó a Joplin, Missouri, el 22 de mayo de 2011, se encuentra uno tomado desde una cámara de seguridad de la sala de espera de emergencia del Centro Médico Regional St. John's. La sala está vacía, salvo por unas decenas de sillas tapizadas y unas mesas adornadas con revistas. Durante varios momentos la acción se limita a las páginas de las revistas que se abren, como si corriera una brisa por la sala. Luego las luces comienzan a titilar y la cámara de estremece. Al instante siguiente, una catarata de objetos imposible de determinar vuela por la sala; las mesas y sillas son arrastradas, el aire se llena de proyectiles, y los cables colgantes se sacuden con furia desde el cielorraso. Las luces se apagan y la transmisión de video comienza a parpadear, pero las fotos que logran verse capturan una escena infernal de violencia y destrucción. Segundos antes de que las imágenes se corten, una nueva ola de restos llena la sala, propulsada por una fuerza increíble.
A unos pasos de la sala de espera, el personal del hospital se acurrucaba con los pacientes mientras que el edificio se desintegraba a su alrededor. El tornado EF5 que azotó Joplin esa tarde fue uno de los más poderosos de la historia, y el hospital recibió el impacto total de un golpe directo, incluidos vientos de más de 200 millas (322 kilómetros) por hora. Mientras el personal del hospital ejecutaba su plan de emergencia "condición gris" —alejar a los pacientes de ventanas, reunirse en áreas seguras, cerrar las puertas de las habitaciones de los pacientes y otras medidas— el tornado voló puertas y ventanas y destruyó partes del techo. El hospital de nueve pisos soportó la fuerza del tornado por 45 segundos, y durante ese tiempo los poderosos vientos hicieron destrozos en el interior del edificio. Los cielorrasos fueron arrasados, las tuberías de agua terminaron cortadas y las paredes de los pasillos salieron volando. El viento ingresó a las escaleras y arrancó las placas de yeso de los muros. Todo se convirtió en un proyectil: Máquinas de rayos x, monitores de computadoras, ramas de árboles que ingresaron, incontables fragmentos de vidrio. El viento succionó a los pacientes, que todavía se aferraban a sus camas, de las áreas seguras y los arrojó por los pasillos. Cuando el tornado finalmente cesó, St. John's se había reducido a poco más que una cáscara, sin energía eléctrica, con pocos suministros utilizables y con personal muy atemorizado. Un visitante y cinco pacientes en cuidado crítico perdieron la vida en St. John’s esa tarde, y se hallaron entre las 162 víctimas atribuidas al tornado de Joplin, uno de los más terribles de la historia de la nación.
Durante las semanas y meses siguientes, las operaciones del hospital fueron realizadas en edificios municipales, carpas, estructuras temporales reforzadas y estructuras modulares semi-permanentes. Los restos del hospital St. John’s de 341 camas fueron declarados como pérdidas totales unos días después del tornado, y en enero de 2012 se iniciaron actividades de construcción en un terreno cercano para edificar un hospital permanente valuado en USD 500 millones, que se llamará Hospital Mercy de Joplin, programado para inaugurarse a comienzos de 2015.
Como director ejecutivo de proyectos estratégicos de Mercy, la compañía madre del hospital, John Farnen es responsable de la planificación, diseño y construcción de las nuevas instalaciones. Llegó a St. John's el día posterior al tornado y quedó horrorizado con lo que encontró. “Pensé que estábamos preparados para algo así, pero no lo estábamos”, dice. “Nos pasamos los primeros días totalmente sobrecogidos por el nivel de destrucción”. Pasó esos primeros días y semanas lidiando con miles de problemas —el lugar tuvo que protegerse, debían hallarse los materiales radioactivos y los narcóticos todavía dentro del hospital, debían crearse instalaciones temporales— pero su objetivo se centró rápidamente en construir un nuevo hospital permanente. Farnen y otros administradores de Mercy decidieron que las nuevas instalaciones no serían algo común: Se construirían para poder soportar un tornado poderoso del modo que no pudo hacerlo St. John's, para poder limitar los daños a la estructura y evitar muertes y lesiones a los pacientes y personal. “Esta es una región de tornados”, comenta Farnen “por lo que se debe construir con eso en mente".
Farnen habló con NFPA Journal sobre algunas de las lecciones clave que se aprendieron del tornado de Joplin y la manera en que se están incorporando al diseño, construcción y planificación de emergencia del nuevo Hospital Mercy de Joplin.
Lección aprendida: Mejorar las ventanas
Lo que primero saltaba a la vista cuando se observaba el hospital eran las ventanas. Casi todas estaban rotas, y recuerdo haber visto muchas cortinas volando por esas ventanas abiertas a medida que nos acercábamos al hospital al día siguiente.
Durante el tornado, perder todas esas ventanas significó que el interior del edificio se encontró de inmediato abierto al viento y todo tipo de elementos, lo que provocó grandes destrozos dentro de las instalaciones. Había pedazos de vidrio roto volando como proyectiles. El viento empujó los corredores interiores sobre los pacientes que se hallaban en las áreas centrales. El viento llegó al cielorraso y voló tejas, accesorios de iluminación, cableado: todo comenzó a caer del cielorraso y a volar por los aires.
Sin embargo, la historia fue diferente en la división de salud conductual, en donde se utilizó esencialmente vidrio de seguridad laminado. Se trata de un requisito del código para la salud conductual: tiene que haber protecciones sobre las ventanas, o las ventanas mismas deben estar hechas de vidrio de seguridad, para que los pacientes no puedan romper el vidrio y usarlo para lastimarse a ellos mismos o a terceros. Esas ventanas se trizaron pero quedaron en su lugar, soportando vientos de más de 200 millas (322 kilómetros) por hora, además del impacto de toda clase de elementos que volaban.
Mantener el exterior de las instalaciones es fundamental para nuestro nuevo plan, y las ventanas son obviamente una parte importante. Todos los vidrios que colocaremos en las nuevas instalaciones serán por lo menos 20% más resistentes que los vidrios de seguridad del hospital antiguo. En un gran número de áreas, incluidas aquellas que no son fundamentales, utilizaremos vidrio de seguridad clasificado para soportar vientos de 140 millas (225 kilómetros) por hora. En nuestras áreas críticas, como la unidad de cuidados intensivos, cuidados intensivos de neonatología, y cuidados intensivos pediátricos, los vidrios deberán poder soportar vientos de 250 millas (402 kilómetros) por hora, que también podrán soportar proyectiles que los golpeen a 100 millas (161 kilómetros) por hora.
Lección aprendida: Reforzar el revestimiento exterior del edificio
También hubo problemas con el revestimiento del edificio. El hospital antiguo contaba con un sistema de acabado de aislación exterior (EIFS, por sus siglas en inglés), un revestimiento sintético liviano que también incluye materiales de aislación. El problema es que no es tan resistente, o a prueba de proyectiles, como el concreto o la piedra. Cuando caminamos por las áreas del hospital que utilizaban EIFS, podían verse fragmentos de vidrio pegados a él y trozos de metal o de placas de madera que lo habían penetrado. Algunos restos pueden atravesar un EIFS.
Las nuevas instalaciones no serán cubiertas con un EIFS en ninguna de las áreas de cuidado de los pacientes. La parte exterior de esas áreas serán de concreto, piedras o ladrillos reforzados, o de concreto prefundido. Toda la parte exterior será de un material más resistente, lo que evitará la clase de daños que vimos en el hospital antiguo y ayudar a prevenir la clase de daños graves en el interior que provocaron caos y lesiones.
Lección aprendida:Instalar un sistema de techo mejorado
El hospital antiguo contaba con techos que eran sólo decks metálicos con aislación de espuma de poliestireno, con sistema de techos sobre ellos. Algunos de esos sistemas de techos incluían lastre, que básicamente estaba compuesto de pequeñas piedras como las que se utilizan en paisajismo. El tornado levantó todas esas piedras y las arrojó con una fuerza increíble, lo que provocó graves daños. Cerca de un cuarto del techo del hospital resultó destruido o gravemente dañado, que fue otra manera en que el viento y mucha cantidad de restos ingresaron al edificio. Afortunadamente, no había pacientes o personal en esas áreas en ese momento, y nadie resultó herido como consecuencia de los daños al techo.
Otras áreas del hospital contaban con techos de concreto; el tornado voló el material de los techos —comúnmente goma— pero el deck de concreto permaneció en su lugar. Por lo tanto, en el nuevo hospital todos los techos serán de concreto con un sistema de techos doble y una membrana impermeable que debería permanecer intacta.
Lección aprendida: Instalar una cubierta reforzada en la entrada
Resulta fundamental asegurar que la entrada permanezca accesible después de un evento como este. Había una acumulación de vehículos justo en la entrada, donde el tornado los había levantado o empujado a través del estacionamiento.
Para garantizar que la entrada quede libre, instalaremos una cubierta reforzada sobre la misma, sostenida por grandes columnas y rodeada por postes para bloquear cualquier elemento que se dirija hacia la entrada. Haremos esto en todas las entradas principales de todos los hospitales del sistema Mercy.
Lección aprendida: Reforzar las escaleras y los accesos exteriores
Encontramos muchos problemas en las escaleras, especialmente las que ascendían hasta un ático que se abría al techo.
El tornado hizo volar muchos de esos áticos, y el viento ingresó por las escaleras y arrancó las placas de yeso de los muros; muchas de esas placas sólo estaban atornilladas. Esa fue otra manera en que se abrió la parte exterior del edificio y se generó mucho caos en el interior. El personal médico tuvo que maniobrar sobre todos esos restos de materiales mientras evacuaban pacientes del hospital.
En lugar de áticos revestidos con paneles metálicos, estarán construidos con tablas endurecidas que utilizan sujetadores especiales que refuerzan la construcción. También utilizaremos antepuertas, que son más resistentes y pesadas que las que se usaron antes del tornado.
Para el interior de las escaleras, utilizaremos las mismas placas endurecidas que se usarán para construir los áticos; son mucho más resistentes que las placas de yeso y no se desmoronarán como éstas. Estarán sostenidas con sujetadores adicionales y sistemas de conectores que harán más difícil que el viento mueva o desplace los paneles.
Lección aprendida: Crear zonas seguras con interior endurecido
La parte interior del hospital sufrió grandes daños durante el tornado. El viento ingresó por todas esas ventanas y voló cielorrasos, los muros de los pasillos sobre los pacientes que se habían resguardado, arrastró máquinas expendedoras de bebidas y arrasó con los muros que rodean el núcleo de los elevadores del edificio, lo que los dejó expuestos a la parte interna del hospital. Evidentemente, necesitábamos crear áreas en donde los pacientes y el personal pudieran estar más seguros dentro del hospital en caso de que necesiten resguardarse.
La nueva instalación incluirá zonas seguras designadas para la evacuación de pacientes. Esencialmente, estas zonas son como refugios de tormentas. Si se recibe una advertencia de 10 o 15 minutos de un tornado, sería imposible trasladar a algunos pacientes de ese piso en esa cantidad de tiempo. La idea es alejarlos de las ventanas, llevarlos a las áreas más internas del piso, y luego reforzar esas áreas de la mejor manera para protegerlos. Los muros de los pasillos de las áreas seguras se prolongarán hasta el deck superior, y los pisos, muros y cielorrasos estarán todos atados con soportes estructurales extra para que la parte interior sea más fuerte y resistente a las fuerzas externas.
Los cielorrasos estarán reforzados con soportes extra. Los accesorios de iluminación estarán sujetos con cables, en forma similar a los sistemas utilizados en áreas sísmicas, para evitar que caigan de los cielorrasos. Las puertas que separan esas áreas seguras de otras áreas del hospital serán de antepuertas de metal, que son más resistentes y pesadas que las puertas interiores comunes y cuentan con armazones más resistentes.
Lección aprendida: Instalar fuentes redundantes de energía primaria
En el hospital anterior, contábamos con una fuente de energía normal. La mayoría de los hospitales deben contar con una sola fuente, no con una fuente redundante normal.
En la nueva instalación, colocaremos dos fuentes de energía normales como la primera defensa. Si perdemos una, igual podremos hacer funcionar todo el hospital con la otra fuente primaria. Nuestro proveedor de energía regional, Empire Electric, enviará las fuentes desde dos plantas de servicio completamente separadas. Si perdemos una subestación, o si perdemos la planta de servicio, la energía normal contará con una segunda subestación transformadora y energía proveniente de una planta diferente. Si también perdemos estas últimas, entonces podemos funcionar con generadores de emergencia, pero con una fuente redundante normal esperamos poder minimizar la necesidad de tener que recurrir a un generador para energía de reserva.
Lección aprendida: Reforzar y proteger las fuentes de energía de reserva
La pérdida de energía nos creó muchos problemas. Cuando se desató el tornado, los transformadores que brindan la energía normal hacia el hospital se perdieron casi de inmediato. El sistema de energía de reserva pudieron accionarse, pero se desactivaron unos segundos después. Los generadores y tanques de combustible del sistema de reserva se encontraban ubicados fuera del edificio y fueron destruidos por las unidades de acondicionamiento de aire y otros elementos que volaron del techo. Por lo que no hubo energía de ninguna clase dentro del hospital, ni siquiera en las áreas de cuidados críticos. Había pacientes conectados a equipos de soporte vital que ya no funcionaban y el personal del hospital andaba a tientas en la oscuridad y sobre los restos caídos tratando de encontrar el equipamiento manual para poder atender a esas personas. La electricidad es el fluido vital del hospital, y si se pierde de golpe, en esas circunstancias, las cosas pueden tornarse extremadamente difíciles.
Las nuevas instalaciones contarán con una planta separada de servicios central que estará albergada en una estructura de concreto reforzado con antepuertas. Esa estructura estará parcialmente enterrada, y el resto quedará rodeada por concreto y ladrillos. También albergará a los generadores de diesel para el suministro de energía de reserva, para que estén protegidos de restos y otros elementos externos, y los tanques de combustible quedarán ubicados en forma subterránea con una protección similar. El código nos exige contar con 24 horas de combustible disponible, pero el nuevo sistema de energía de emergencia contará con 96 horas de combustible, lo que lo convierte en más de un sistema de reserva.
Muchos hospitales utilizan generadores de reserva, que no están preparados para funcionar por una semana, o unos días, o incluso ocho horas. Están hechos para funcionar unas horas por vez, en caso de que ocurra un corte de energía o algo de corta duración. Entonces cuando los hospitales tienen problemas más graves, como el huracán Sandy, se generan problemas con los sistemas de reserva como sobrecalentamiento o mal funcionamiento de los generadores. Se necesita un sistema de reserva que funcione por un período prolongado.
Lección aprendida: Instalar energía de reserva para la energía de reserva
En el hospital anterior, cuando perdíamos los generadores de emergencia, perdíamos todo: no quedaba nada. En las nuevas instalaciones, las áreas críticas utilizarán un fuente de alimentación ininterrumpible (UPS, por sus siglas en inglés), que es una reserva a batería.
Cualquier equipo de soporte vital del hospital contará con un batería UPS conectada. Siempre y cuando el equipo esté allí, éste contará con un sistema UPS para activarlo por un período prolongado hasta que alguien pueda acceder a los pacientes en forma segura. Las reservas a batería también se instalarán en escaleras y en áreas seguras. Aún si se corta la energía durante el día, esos espacios interiores quedarán en la oscuridad sin energía, por lo que necesitamos iluminar esas áreas para una evacuación aún en el peor de los casos y los generadores de emergencia no funcionaran.
Lección aprendida: Reforzar el centro de comando de emergencia
Había un centro de comando de emergencia instalado en el hospital, pero sin energía y con todos los problemas del edificio, no pudo ser utilizado. Tuvo que instalarse en un lugar cercano, en el centro de convenciones de un Holiday Inn, para que pudieran comunicar todos los números de emergencia y otra clase de información al personal del hospital y demás personas.
El centro de comando de emergencia de la nueva instalación se encontrará en un espacio protegido en el nivel inferior, básicamente una gran sala de conferencias con todas las comunicaciones y otros dispositivos para el equipo de gestión de emergencias. También se contará con un remolque portátil de gestión de emergencias, con todas las mismas capacidades de comunicación del centro de comando, que estará estacionado en una ubicación diferente del hospital. Teníamos un remolque portátil en el hospital antiguo, pero se hallaba estacionado en el hospital cuando se desató el tornado, lo que no resultó una gran idea, ya que cuando perdimos el hospital también perdimos el remolque.
John Farnen es director ejecutivo de proyectos estratégicos para Mercy en Chesterfield, Missouri.Scott Sutherlandes editor ejecutivo de NFPA Journal.
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La evolución del hospital Joplin después de la destrucción del Centro Médico Regional St. John's
1- Hospital de campo Mayo – Septiembre, 2011
Se montó un hospital carpa de 62 camas en el estacionamiento de St. John's una semana
después del tornado. La instalación contaba con una cocina completa, servicios de laboratorio, unidad de cuidados intensivos, farmacia, un departamento de emergencias de servicio casi completo, e instalaciones de cirugía móvil y de imágenes. Las carpas, diseñadas como un hospital de campo militar, pueden soportar vientos de 100 millas (62 kilómetros) por hora.
2- Hospital portátil Septiembre 2011 – Abril 2012
Después de pasar el verano en las instalaciones de la carpa, la mayor parte del hospital temporal se había trasladado a un hospital de componentes reforzados —esencialmente una serie de cajas conectadas sobre pilotes, ubicadas en un estacionamiento— para finales de septiembre. La nueva instalación brindaba mejor protección para el clima invernal que se acercaba. También ofrecía un necesario aumento de espacio interior. Con alrededor de 35,000 pies cuadrados (3,252 metros cuadrados), incluía pasillos y habitaciones semi-privadas que podían alojar camas de hospital de tamaño normal. La capacidad para pacientes era casi la misma del hospital carpa. Sin embargo, muchos servicios auxiliares permanecieron ubicados en remolques separados.
3- Hospital de componentes Abril 2012 – Marzo 2015 (proyectado)
El mes de abril pasado, las operaciones se trasladaron a un nuevo hospital de componentes de valuado en USD 105 millones. John Farnen, director ejecutivo de proyectos estratégicos de Mercy, la compañía madre del hospital, informa que las unidades de construcción para la estructura de dos pisos se fabricaron en California, se transportaron a Missouri por camión y se conectaron de manera similar a una unidad de remolques modular. Se tardó alrededor de ocho meses en diseñar y construir las instalaciones de aproximadamente 160,000 pies cuadrados (14,864 metros cuadrados), comenta Farnen, e incluyen 110 camas y cuatro salas de operación. Todos los laboratorios, imágenes y otros servicios se encuentran en la estructura en lugar de unidades móviles. El hospital de componentes está equipado con alarmas de humo y rociadores de incendio automáticos.
4- Hospital Permanente
Se inició la construcción del hospital permanente de 327 camas valuado en USD 500 millones en enero de 2012. Se calcula que las nuevas instalaciones, ubicadas en un terreno a tres millas (cinco kilómetros) de St. John’s, se inaugurarán a comienzos de 2015.
Energía de emergencia + NFPA 99 y NFPA 110
Por Jonathan Hart
El huracán Sandy puso de relieve la importancia de la energía de emergencia en las instalaciones para el cuidado de la salud
Inundaciones, la falla de equipamiento antiguo y la destrucción de infraestructura de reserva, como bombas de combustible, han provocado el corte del sistema eléctrico esencial, o energía de emergencia, que permite que las instalaciones continúen funcionando y brindando un nivel adecuado de cuidado y seguridad tanto a los pacientes como al personal. Entre las perdurables imágenes del huracán Sandy se encuentran las de los doctores, enfermeras y socorristas de emergencia evacuando pacientes a oscuras por las escaleras de los hospitales de la Ciudad de Nueva York, mientras las ambulancias hacían fila para llevarlos a otras instalaciones.
Algunos expertos en climatología predicen que en el futuro habrá una gran cantidad de tormentas cada vez más grandes, pero eso no significa que los hospitales y otras instalaciones para el cuidado de la salud tengan que soportar las problemas asociados con la pérdida de energía de emergencia.
Dos documentos de NFPA —NFPA 99, Código Instalaciones de Cuidado de la Salud, y NFPA 110, Norma para los sistemas de energía de reserva y de emergencia— abordan los problemas primarios relacionados con la energía de emergencia para los hospitales. NFPA 99 exige el uso de energía de emergencia, comúnmente provista por generadores, y establece qué áreas de la instalación para cuidados de la salud o funciones, sistemas y equipamiento debe conectarse para el restablecimiento automático del sistema de energía de emergencia.
Ciertas funciones deben restablecerse dentro de los 10 segundos de la pérdida de energía normal, incluidas las previstas para funciones de seguridad de vida, como iluminación de los medios de egreso y señalización de salida. También incluyen áreas y equipamiento críticos, como equipamiento fijo de las salas de operación, donde una falla eléctrica puede tener graves consecuencias negativas en el cuidado del paciente.
Otras características importantes del edificio, aunque menos críticas, como los equipos de calefacción y los ascensores deben estar conectados a la energía de emergencia pero se permite su restablecimiento a intervalos apropiados una vez que se haya restablecido la energía en las áreas más críticas. Esta energía sólo puede suministrarse cuando la fuente de energía de emergencia se halle funcionando correctamente.
NFPA 110, una parte de la cual se incluye en NFPA 99, aborda esta fuente de energía de emergencia, el suministro de energía para emergencias (EPS, por sus siglas en inglés), y, junto con sus componentes complementarios, el sistema de suministro de energía para emergencias (EPSS, por sus siglas en inglés). (Para más información sobre sistemas de suministro de energía para emergencias, vea la columna “Seguridad eléctrica” de esta edición).
Uno de los requisitos para ubicar el EPSS establece que la habitación, refugio o edificio separado en el cual se aloja el equipamiento debe estar diseñado e ubicado a fin de minimizar los daños provocados por las inundaciones. El material del anexo asociado recomienda que el equipamiento del EPSS se encuentre ubicado por sobre niveles de inundaciones previamente conocidas, cuando sea posible.
Tanto NFPA 99 como NFPA 110 abordan el mantenimiento y puesta a prueba de los sistemas de energía de emergencia para instalaciones para el cuidado de la salud. Debe efectuarse un mantenimiento de rutina, detallado en NFPA 110, para garantizar que la energía de emergencia pueda cumplir con el requisito del restablecimiento de energía de 10 segundos. Se exige una puesta a prueba mensual (por lo menos 12 veces al año a intervalos entre 20 y 40 días) de la fuente de energía de emergencia con carga durante 30 minutos. Por lo menos cada tres años, todo el EPSS debe ponerse a prueba continuamente por cuatro horas.
El huracán Sandy y las fallas de energía de emergencia resultantes han suscitado preguntas críticas sobre lo adecuado de estos requisitos. Por ejemplo, ¿por qué NFPA 99 no exige que más áreas o funciones dentro de los hospitales estén conectadas a la energía de emergencia? ¿Por qué NFPA 110 no requiere que el equipamiento de energía de emergencia esté ubicado por encima de niveles de inundaciones previas en lugar de sólo minimizar los daños provocados por inundaciones? ¿Son los requisitos de puesta a prueba de los generadores suficientes para garantizar que funcionarán por períodos prolongados—por días en lugar de horas— en algunos desastres? Estas son todas preguntas razonables, y es muy probable que los comités técnicos responsables las aborden en la edición 2015 de NFPA 99 y la edición 2016 de NFPA 110.
Resulta importante tener en cuenta que estos documentos están escritos como normas mínimas para el desempeño, instalación y puesta a prueba de los sistemas de energía de emergencia. Cada instalación, diseñador, autoridad de cumplimiento u otra entidad puede expandir o mejorar estos requisitos mínimos bajo su propio criterio. Cuando los códigos y normas se cumplen, se espera que se brinde un nivel adecuado de seguridad de vida y confiabilidad. Se encuentra disponible orientación de diferentes grupos sobre "expandir y mejorar" los requisitos mínimos, como el Sentinel Event Alert de la Comisión Conjunta, número 37, que específicamente ofrece orientación sobre instalaciones para el cuidado de la salud a fin de reducir el riesgo de fallas de energía de emergencia. (Para más información, visite jointcommission.org e ingrese “37” en "buscar").
Cuando ocurren fallas, los requisitos de NFPA 99 de gestión de emergencias pueden ayudar a reducir el impacto (ver “Prepararnos para lo peor”). Garantizar la confiabilidad del sistema eléctrico es el enfoque preferido, pero una planificación, capacitación o ejecución adecuados de un plan de operaciones de emergencia también pueden hacer que una situación sea mejor de controlar. La gestión de emergencia incluye la identificación de riesgos, el desarrollo de estrategias para mitigar los efectos de estos riesgos y la creación de planes para prepararse, responder y recuperarse de una emergencia.
Las fallas de energía que se generaron después del huracán Sandy se están analizando para poder aprender de ellas y gestionar desastres naturales futuros. Nos recuerdan lo fundamental que son los sistemas eléctricos esenciales y su integridad respecto de las instalaciones para el cuidado de la salud. Mientras que las fallas suscitan preguntas críticas sobre los requisitos de los códigos y normas actuales, también es importante destacar que un gran número de instalaciones para el cuidado de la salud no exigían la evacuación y que la energía de emergencia funcionó correctamente durante el corte de energía, lo que les permitió soportar el ingreso de pacientes de aquellas instalaciones que sí requerían una evacuación.
Jonathan Hart es ingeniero asociado de protección de incendio de NFPA y enlace de personal para NFPA 99.