martes, 25 de junio de 2013

@TecniTipsGANB #25

No vemos las experiencias cercanas
Por Javier Sotelo


A propósito del trágico incendio ocurrido el pasado 27 de enero, en la discoteca brasileña Kiss en la ciudad de Santa Maria, Rio Grande do Sul, donde perdieron la vida 242 personas, me puse en la tarea de indagar en la documentación que nos provee NFPA acerca de la experiencia que se tiene en Estados Unidos con el uso de sistemas de extinción, especialmente los rociadores automáticos.

La edición 2010 del Manual de Sistemas de Rociadores Automáticos de la NFPA contiene un suplemento informativo (suplemento 3) que analiza la experiencia de Estados Unidos con el uso de sistemas de rociadores automáticos y otros sistemas de extinción; el suplemento inicia recordando el propósito de NFPA 13, Norma para la instalación de sistemas de rociadores, que se encuentra en el numeral 1.2.1, y textualmente dice: “proveer un grado razonable de protección contra incendios para la vida y la propiedad a través de la estandarización de los requisitos de diseño, instalación y pruebas para sistemas de rociadores, incluyendo tuberías principales para servicio privado contra incendio con base en principios reconocidos de ingeniería, datos de pruebas y experiencia en el campo”. Además la norma, busca proveer información que permite verificar que el propósito de la norma se está alcanzando donde se usan rociadores automáticos. 

Indica dentro de las varias estadísticas que sustentan este suplemento, que NFPA no tiene registro de incendios que hayan causado más de 3 muertes en un edificio equipado completamente por rociadores automáticos, excepto en una explosión, o donde haya muertes civiles o bomberos mientras se ocupaban de operaciones de extinción de incendios.

Los rociadores operaron en el 95% de todos los incendios en estructuras y son efectivos en el 96% de los casos, (estadística tomada de datos obtenidos entre 2003 y 2006 reportados a departamentos de Bomberos de Estados Unidos). 

Cuando hay fallas de los sistemas de rociadores (4% de las ocasiones en sistemas de tubería húmeda), la principal causa (63% de las fallas) es la desactivación del sistema antes del incendio, y allí se evidencia que el problema más común que se presenta es que la válvula de corte del sistema estaba cerrada.

Cuando se activan los sistemas de rociadores pero no son efectivos, la principal causa de esto, es la insuficiencia de agua aplicada al incendio, bien sea porque el agua no alcanzó el fuego (42% de los casos de desempeño inefectivo), porque no se contaba con suficiente agua almacenada para combatir el incendio –tanque insuficiente- (29%), o porque el sistema de rociadores instalado era inadecuado para el riesgo que estaba protegiendo (11%).

Esta información también se presenta para diferentes tipos de ocupaciones. Si analizamos la información para sitios de reunión pública, donde se clasificaría la Boate Kiss, nos indica que el desempeño de los sistemas de rociadores de tubería húmeda en lugares de reunión pública, específicamente establecimientos de bebida y comida tuvieron un 42% de efectividad, es decir operaron y controlaron el fuego, un 1% operaron y fueron ineficaces, un 55% no se activaron debido a que el incendio fue muy pequeño y un 2% de los sistemas en los incendios reportados no funcionaron.

El resultado final de la estadística indica que los sistemas de rociadores automáticos de tubería húmeda usados en lugares de reunión pública tuvieron una efectividad del 97% y que en el 94% de los casos los incendios se confinaron al cuarto o área de origen.

Menciono la estadística para sistemas de tubería húmeda, porque es el sistema más común de rociadores automáticos en toda Latinoamérica, y resulta ser más efectivo comparado con los sistemas de tubería seca.

Para la mayoría de lectores del NFPA Journal Latinoamericano® resultan obvios los beneficios de contar con sistemas de rociadores automáticos en la protección contra incendios de casi todos los lugares ocupados por humanos, inclusive en nuestras casas, sin embargo, eventos como el que tristemente ocurrió la madrugada del 27 de enero en la Boate Kiss nos demuestra que nuestra región adolece de conocimientos en protección contra incendios, criterio técnico para su aplicación y criterio político para su control, como lo indico el Ing. Eduardo Álvarez, en su columna del mes de febrero 2013 de En Contacto. El siguiente paso en nuestra lógica es buscar culpables y ya lo han hecho las autoridades, por ejemplo en mi ciudad, Bogotá, 15 días después de esta tragedia fueron cerrados dos establecimientos de reunión pública por una alcaldía local, debido a que no cumplían con los estándares de seguridad del personal, supongo que los argumentos debieron ser muy sólidos y evidentes para que los hayan cerrado, ya porque en mi experiencia de asistencia a los locales públicos de reunión en Bogotá (tipo discoteca) diría que tendrían que haberse cerrado al menos el 90% por no cumplir con los requerimientos de seguridad humana establecidos en NFPA 101, Código de Seguridad Humana.

Como epílogo de este corto artículo quiero recordar que las normas ya existen y también las estadísticas que demuestran que los sistemas de rociadores son el mecanismo más eficiente y confiable para asegurar la vida de las personas, la protección a la propiedad, la continuidad de la operación y la protección al medio ambiente ante un incendio. Los que vivimos todos los días en este maravilloso mundo de la protección contra incendio, nos debemos preparar cada vez mejor, con argumentos que deben lograr de una vez por todas la sensibilización de la sociedad y el entendimiento de que los incendios causan más muertes que la mayoría de fenómenos naturales y que en sociedades más desarrolladas ya lo han entendido.


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